martes, 17 de abril de 2012

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Happening

-Como saben señores y señoras el show debe continuar, así que voy a necesitar otro participante del público… Señortia, qué tal usted, la tímida de la esquina, vamos todos un aplauso para que se anime: Bravo, bravo, señorita que valiente, entiendo que esté usted asustada pero mientras haga lo que se le indique verá como todo saldrá muy bien y este miedo sólo es pasajero, vamos, vamos ¿confía en mí? va a ver como se divierte luego. Muy bien, necesito que tome esta bolsa con la mano izquierda, así, muy bien señorita, ¿Ve esa mesa de allá? Ok Ahora necesito que todo lo que está en esa mesa lo ponga en esta bolsa… Entiendo que estén sorprendidos por lo que ahora están viendo estimados y conocedores señores del público pero lo que están viendo es real, sus ojos no les mienten ¿han escuchado al expresión “Con dinero baila el perro”? Bueno, permítanme elaborar un poco sobre mis presentaciones: Yo soy un artista conceptual y trabajo sobre una tesis pavloviana: Si un perro mira que corre peligro ni siquiera por dinero baila; esto que están presenciando señores es una de mis más grandes obras de arte: Ese guardia que le quedan pocos minutos de vida, ese otro guardia que está mal herido pero vivirá, el gerente, el pobre gerente del banco con el balazo en la cabeza son sus acondicionamientos, son su “campanita” digamos. Ahora, miren a la muchacha tímida de allá, colabora como no lo haría en otra ocasión sin vergüenza frente a todos, me está ayudando a robar dinero, lo está haciendo a pesar de saber que está mal pero sabe algo más: El dinero no es todo en esta vida, hay cosas más importantes, y por ridículo que parezca esa es la lección que quiero enseñarles con mi más reciente obra maestra, la titulo “Banco rojo” todos ustedes fueron testigos de ella. Por favor no aplaudan para mí, no creo en los aplausos, pero sí creo en sobrevivir, así que decidan quién será parte de la segunda parte de esta instalación, ya tenemos a la señorita tímida y queremos a un hombre grande y fornido como usted: El señor de la camiseta beige… Venga para acá, bienvenido al show, está parte se llama rehenes para llevar…



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Última pieza en cuatro cuartos

Para Nela,

así tan sin razón como ella

Otra vez estaba sola, otra vez tenía la palabra en la boca y la taza de té en la mano; ya se estaba acostumbrando.
Miraba, sentada en su comedor, la pintura que reposaba desde hace tres semanas, desde el día que llegó, sobre una de las sillas. Era hora de irse a trabajar y ella seguía en pijamas. El departamento estaba frío como siempre, afuera el clima no era mucho mejor la cama estaba destendida desde la última vez que cambió las sabanas, los trastes sobre el escurridor permanecían inmóviles, la flama del calentador era la única luz que no era natural en todo el lugar, los cojines de la sala, como siempre, en el piso, la gotera de la regadera, constante, seguìa su sonsonete.
La televisión del piso de arriba se prendió a todo volumen, el vecino llevaba una semana fuera de casa y había olvidado desactivar la alarma.
“Se fue y no va a volver” susurró una voz en su cabeza, la voz de ella: el cuadro. -Cállate- la televisión se apagó y de nuevo sólo el tlac-tlac (♪♪zz) de la regadera se escuchaba.
La flama del calentador se hizo grande y comenzó a bailar; extendió su mano para medir la temperatura, entró bajo el chorro y movió mojó su largo cabello, lo acarició y comenzó a lavarlo y repita y repita y repita ¿Ad infínitum? Se tomó todo el tiempo que necesitó, talló su cuerpo sin olvidar un detalle. El vapor empañó el espejo. “Mejor así, sabes bien que no soportarías verte de esta forma, no hoy”. Cerró la llave y nada de nuevo salvo la gotera: tlac-tlac-tlac (♪♪♪z) tlac-tlac-tlac (♪♪♪z) con el dedo en el espejo delineó su silueta.
Sentada en la cama miró las puertas abiertas de su ropero, permaneció allí hasta que el frío la caló. Todavía tenía húmedo el cabello cuando terminó de vestirse y los hombros de su blusa lo resintieron. “Tu mirada cambió cuando dio la última pincelada, tres semanas de eso”. -¿Qué es lo que quieres?- tlac-tlac-tlac-tlac-tlac-tlac (♪♪♪♪♪♪z) tlac-tlac-tlac-tlac-tlac-tlac (♪♪♪♪♪♪z)
Su cuarto, el baño, el comedor, el ropero, la flama del calentador, la regadera, los cojines, su silueta en el espejo, la taza de té vacía sobre la mesa, el frío, el vapor, el trabajo, la tele del vecino, la palabra en al boca; nada tenía sentido: No sola.
“¿Qué esperas?”-Que salga el sol de atrás de esa nube-”No va asalir,, no es una nube normal; pero allá la sombra se acaba: Ve o quedate aquí a pudrirte”-¿Aquí a pudrirme?- tlac-tlac-tlac-tlac-tlac-tlac- tlac-tlac-tlac (♪♪♪♪♪♪♪♪♪z).
Se quedó parada frente a la puerta con las llaves en la mano, las paredes pelonas del departamento la acusaban de haber siempre negado su pasado, sólo el cuadro en la silla, ahora a sus espaldas y el recuerdo que sus amantes conservarán de ella, serán las únicas pruebas de su existencia. En su cabeza comenzó a bailar, recordando cada detalle de la primera coreografía que montó. Cuando terminó levanto el cuadro y lo colocó en la pared casi a ras de cuelo, sobre el único clavo que hubo en ese sitió -¿Qué esperas?-”¿Qué esperas?”-¿Qué esperas?- TLAC (○) La gotera era lo único que sonaba.
En silencio desde la pared ella la miraba y alrevés, había melancolía en sus ojos que nunca antes había notado, (zzzz) (zzzz) En silencio comenzó a bailar, el agua llegaba a la amitad del cuadro y ella flotaba sobre el lago que era ahora el piso de su departamento. La pintura comenzaba a caerse del cuadro, y poco a poco el agua se tornaba, poco a poco, de todos los colores del espectro visible, otra vez estaba sola, otra vez con la palabra en la boca, ella siguió bailando hasta el final. Ya estaba acostumbrada





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Últimos minutos

(tres interpretaciones de una misma historia o una historia de extraterres3)

Un departamento con luz tenue, la luz sube conforme avanza la escena para tomar tonos rojizos. Vemos sólo el comedor y la cocina, al fondo del comedor hay dos puertas que llevan a habitaciones que no se ven: La habitación y el baño.

Algo que no se alcanza a reconocer sale de la habitación. Mientras el diálogo ocurre camina por el escenario buscando algo.

¿Te tomaste el tiempo de ver la luna anoche?¿De platicar con tu familia el primer domingo de marzo?¿Le llamaste a tu madre el diez de mayo pero no lo hiciste el resto del año?¿Tus sobrinos, hace cuanto no los ves?¿Hace cuánto no coges?¿Has fumado lo suficiente en tu vida?¿estudiaste lo que podías estudiar?¿Sabes lo que pensabas que sabrías a esta edad?¿Amas o amaste?¿Te detuviste a oler las flores alguna vez en tu vida?¿Estás escondido detrás de la gabanera o debajo de la cama?¿"Gabanera" quién usa esa palabra?¿Escuchaste la música que más te gustaba o pretendiste ser fan de otro género?¿Le dijiste a tus amigos todo lo que les quisiste decir?¿Le dijiste a la chica que te gustaba que te gustaba?¿Tiraste piedras a las empresas que te despidió?¿Viajaste?¿Estás entonces abajo de la cama?¿Te acuerdas de cuando tomaste esta fotografía?¿Sigues orgulloso de ella?¿Piensas que pudiste haber llegado más lejos en tu vida?¿Esa respiración de abajo de la mesa eres tú?¿Tienes remordimientos?¿Alguien a quién le hayas hecho mal y no te hayas disculpado?¿Desde cuándo se metió ese gato a tu casa?¿Te quedaste con antojo de un helado cuando eras niño?¿Tienes problemas sin resolver con tus padres?¿Alguna vez le contaste a alguien que tu tiraste a ese maestro por las escaleras y que fue sin querer?¿Sabes que te estás quedando sin lugares para esconderte?¿Estás en la cocina o en el baño?¿En la cocina verdad?¿Estás en la despensa?¿Por qué falta un cuchillo del cajón?¿Crees poder deshacerte de mí?¿Sabes que el último cuarto que hay aquí es el baño y sé que allí estás?

Se acerca hacia la puerta del baño, mientras lo hace las luces bajan hasta quedarse en obscuro, se oye que la puerta se abre.



INTERIOR BAÑO, NOCHE. TODO ESTÁ OBSCURO, ALCANZAMOS APENAS A VER LOS OJOS DE "A" QUE ESTÁ EN CUCLILLAS EN LA TINA, RESPIRA AGITADO TRATANDO DE CONTENERSE O AL MENOS INTENTANDO HACER LA MENOR CANTIDAD DE RUIDO POSIBLE. SUENAN SONIDOS EN LAS HABITACIONES CONTIGUAS, ALGUIEN ARRASTRA SILLAS, TIRA PLATOS, MUEVE SILLONES, MIENTRAS CAMINA SUS PIES (ACUOSOS Y PEGAJOSOS) ARRASTRAN TAMBIÉN POR EL SUELO, SE OYEN RUIDOS EN LA COCINA, DESPUÉS DE UN GRUÑIDO LOS CUBIERTOS CAEN AL PISO, FINALMENTE VEMOS EL CUCHILLO EN LA MANO DE "A". LAS OTRAS HABITACIONES ESTÁN COMPLETAMENTE EN SILENCIO, LA RESPIRACIÓN DE "A" SE ACELERA, "A" SE PARA DE LA TINA Y SE PONE EN CUCLILLAS ABAJO DEL TOALLERO COMO LISTO PARA ARRANCAR EN UNA CARRERA. LOS PASOS ACUOSOS SE ESCUCHAN DEL OTRO LADO ACERCÁNDOSE AL BAÑO. SE OYE EL CLICK DE LA PUERTA, UNA LUZ INTENSA ILUMINA TOD A LA HABITACIÓN, ANTES DE DESLUMBRARNOS TOTALMENTE APENAS NOS PERMITE VER EL EMBISTE DE "A" HACIA LA PUERTA.



Sólo hay ruidos dentro de tu departamento en el cuarto contiguo, la ciudad está en completo silencio, extraño para un jueves en la noche cuando tu departamento regularmente escucha los ruidos incesantes de los bares de mesones, más extraño aún para la tercera noche después de la invasión. Cuando eras niño solías imaginar desgracias como ésta y siempre eran mucho más ruidosas: la raza humana peleaba y cuando la mayoría de las fuerzas defensivas se venían abajo emergías de entre nadie luchando, al principio casi siempre con una espada o un bat, ayudando a ganar las primeras batallas y levantando la moral de todo el mundo, finalmente, tras semanas de planeación y batallas estruendosas los seres humanos ganábamos, todo era una fiesta pero sabíamos que el peligro siempre acechaba a la vuelta del día. Aprietas el cuchillo que tienes en la mano que te tiembla, controlas sus temblores con la otra mano, estás hecho pedazos, no puedes mantenerte de pie por el miedo, desde hace tiempo no tienes ganas de vivir, de pronto esas fantasías infantiles vuelven a tu cabeza, sonríes como al menos hace tres días no lo hacías y si debes ser honesto contigo hace más de dos meses. Todo empezó curiosamente parecido a la transmisión de la guerra de los mundos después de la rúbrica del "Mercury Group Theater" (irónicamente "Mercury") justo cuando te bajabas del carro, el único lugar donde oyes radio. Entraste a tu casa y abriste el refrigerador casi vacío, cenaste en silencio y los destellos en la ventana te hicieron suponer que llovería. El miércoles no te moviste de la cama hasta las cuatro de la tarde, miraste el techo, leíste medio libro, dormiste más y el hambre te obligó a pararte, el refrigerador vació te obligó a salir, y los incendios y edificios quemados te obligaron a correr de nuevo adentro. Aprietas el cuchillo que tienes en la mano y te pones de pie mientras los ruidos se acercan a la puerta que te separa de ellos, te pones contra la pared listo para arrancar una carrera como nunca has hecho en tu vida, no sabes qué hay del otro lado, la idea de salvar a la humanidad una vez más te hace sonreír, quizá si lo logras puedas salvar la tuya.